martes, 17 de marzo de 2015

Nunca debimos querernos

¿¡Dónde estoy¡? ¡¿Dónde estás?!... Humo la habitación. Un manto vegetal cubre mi cuerpo. Mi cerebro se nutre de recuerdos,que avanzan implacables arrasando toda realidad. Las palabras del exterior llegan codificadas a mis oídos. ¿Dónde cojones me has abandonado? Me has traído hasta aquí sin billete de vuelta. Te necesito y ello me hace perder los nervios. Nunca debimos querernos, amigo. Las paredes se contraen. Estoy sola y deforme. Tómate la pastilla, me ordeno a mi misma. Enciendo otro cigarro,uno más y no podré respirar. Ahora sólo el sueño me alivia,ya que el amor se fue todo en humo. No me queda más que mi alma transparente y reversible. Mil veces te regalé mi sonrisa, mil veces te hubiese besado, pero marchaste,quedando yo herida de muerte para caer en picado. Amigo, se me ha congelado la sangre. Rompo a llorar con mi manto de seda negra.